Muchas veces nos vemos envueltos en una contradicción profunda cuando lo que estamos pensando, estamos sintiendo y percibiendo es diferente entre sí. Esto se debe a que la mayoría de nuestros pensamientos ocurren de manera inconsciente. Somos capaces de identificar algunos y otros simplemente los damos por hecho.
Nuestros pensamientos son los principales catalizadores de nuestras emociones. El proceso sucede tan rápido que es difícil discernir qué ocurre primero: El pensamiento o la emoción. Sin embargo, al estar habituados a estar principalmente en la cabeza, el orden en que ocurren es irrelevante.
Ahora, todos tenemos esa capacidad de discernir entre dos conceptos: Verdad o mentira, verdadero o falso, sí o no, frío o caliente, bueno o malo. Esto se debe a que nuestra mente posee una percepción dual de las cosas y tiende a realizar comparaciones entre objetos y crear dialéctica alrededor de ellos.
Así, con base en ese sistema de pensamiento es como vamos determinando las cosas que tendrán valor y que permanecerán con nosotros. De ahí se desprende todo el estado emocional con el que inconscientemente estamos eligiendo vivir.
Elegir nuestros pensamientos y emociones es posible. Es quizá el mito con mayor reto en aceptar. Dado que nuestros pensamientos y emociones están intrínsecamente ligados, nuestro estado emocional depende mucho de la calidad de pensamientos que están ocurriendo
Y respecto a lo que pensamos: ¿Qué podemos hacer? Si bien, el pensamiento en sí no es bueno ni malo, lo que provoca un estado de estrés o calma es la interpretación que YO le doy a las cosas. Es en esa interpretación que yo le estoy dando validez a una premisa que pasa por mi pensamiento y es justo lo que hoy vamos a ver cómo lo podemos observar, y si te das tiempo y atención, poderlo cambiar si no te gusta.
No se trata de cambiar el pensamiento, si no lo que yo doy por hecho que significa.
El lado práctico de la lógica.
Sin entrar en postulados filosóficos, la Lógica es simplemente un razonamiento de hechos o postulados que se desarrollan de forma coherente entre ellas y sin que haya contradicciones. Su principal arma es el discernimiento y el poner a prueba cada frase, cada discurso, para poder ser verificado.
Hacerlo es simple: Ante una premisa haremos una pregunta que será respondida con un simple “sí” o “no”. Cabe mencionar que esto solamente está enfocado a realizarlo contestando con total honestidad hacia uno mismo y sin que intervenga lo que sea que puedan y quieran pensar otros así como tampoco, si encaja en la realidad colectiva o no. Esto se trata solamente de tí.
Partiendo de una idea y sintiendo lo que es verdad para tí.
El primer paso para poner en práctica la observación del pensamiento, es simplemente tomar una idea, sobre cualquier tema y que te provoque cierta incomodidad. Los pensamientos que te son indiferentes no son útiles en este momento, pero también pueden ser puestos bajo la lupa.
Pongamos un ejemplo: “Aprender algo nuevo todos los días es difícil”.
En el segundo paso, vamos a repetir esta premisa, lo suficiente como para que puedas sentir algo en tu cuerpo. Puede ser cualquier sensación y puede ser incomodidad, algún tipo de movimiento involuntario, que se sienta como algo irrelevante o bien, que sea algo que totalmente despierte a tu cuerpo. Si no tienes sensación alguna, no te preocupes, regresa al primer paso hasta que logres discernir esta sensación. La práctica hace al maestro.
Ahora, hay que preguntarse: ¿Esta sensación es de comodidad o incomodidad? ¿Es relajante o me estresa? ¿Se siente bonito o feo? ¿Se siente bien o mal? Deja fluir a tu lógica y responde con total honestidad.
¿Es un sí? Entonces esta premisa la consideras valiosa y es parte de tí.
¿Es un no? Entonces esta premisa es una total mentira (para tí) que quieres hacer valiosa.
Llegado a este punto todo se vuelve más fácil.
Independientemente de tu respuesta anterior, pregunta: ¿Es esto útil en mi vida? Responde sí o no.
Y listo: Aunque sea verdad o mentira para tí, ahora estás cuestionando su valor. Finalmente, deja que tu lógica te guíe hacia la última pregunta: ¿Es algo que me gustaría conservar en mi vida? E independientemente de tu respuesta, has dado con una toma de conciencia.
“Aprender algo nuevo todos los días es difícil” es solamente una premisa, si decides obviarla de tu vida: ¿Cómo podría mejorar?
Y si no, no pasa nada, tranquilo. Al menos, ya sabes que tu personalidad considera que aprender algo es difícil por lo tanto, el valor no se lo das al aprendizaje, sino a la dificultad. Interesante, ¿no crees? Ahora depende de tí seguir cuestionando con preguntas como: ¿Es esto verdad para todo el mundo? ¿Hay personas que aprenden fácilmente? ¿Qué tal que yo puedo aprender fácilmente? ¿Me gustaría? Y responde sí, o no.
En ambos casos, es aprender a elegir desde esta postura y no dar por hecho cosas que no te gustan de tí y que pueden ser fácilmente cambiadas con simplemente cuestionarlas un poco.
También te puede servir para descubrir tus verdaderos valores, tus verdaderos intereses y tus verdaderos deseos. De esta manera, estás impactando también a tu estado emocional, ya que con la toma de conciencia te empezarás a dar cuenta que sí, en efecto, también puedes elegir cómo sentirte al respecto.
Pónlo a prueba y verás que es muy útil hacer este ejercicio. Si te atreves, deja un comentario sobre alguna premisa que hayas reflexionado y si no te estorba si decidiste cambiarla o no.